Amour

Amour / Michael Haneke (2012)

No es fácil verse Amour. Porque es como la vida: lenta, aburrida y dolorosa. Además, ver cine de Haneke advierte una amiga, es ser un poco masoquista. Y sí, es como ver por la ventana de la casa que más sufren. Es la historia de una pareja que se cuido hasta la muerte, que en este mundo moderno la muerte significa = «la vejez». Y lo hicieron con mucho amor. No es más, o mejor, no es menos que eso.

Siempre cito una frase de «El amor en los tiempos del cólera» que de tanto citar ya no sé si es correcta: No quiero encontrar la mujer de mi vida, sino la vieja de mi vida.

Ojalá envejecer con la mujer de mi vida, como lo hizo mis abuelos (materno), que desde las montañas de Salgar y Concordía se cuidaron y se quisieron, hasta que un día de lluvia en el balcón de la casa de Belén mi abuelo, un hombre liberal y berraco que nunca lloró, lagrimea y dice que el día está gris y llueve porque se le murió su vieja.

Pero la frase es una frase, y la vida entera es mucha y muy larga, y quién sabe, tal vez termine como mi padre y mi madre, que después de criar a sus hijos, se enteraron que no eran capaz de vivir juntos. Y bueno, a sus 50 añitos andan buscando Amour.

O peor, terminar como mi abuela (paterna), sola, porque el otro tenía otra familia y otra casa, y se fue a vivir allá, y allá murió, y ella nunca jamás busco otra Amour.

Haneke pone el cine en los personajes cuando ya todos los sentidos vitales le fallan al tiempo, ya cuando no le dan trabajo a uno porque las fuerzas faltan y ya la memoria está olvidando lo aprendido, ya cuando los hijos lo tratan como un idiota, porque la vejez lo vuelve a uno niño, o un abuelo-niño, que es como dos idiotas luchando por demostrar no serlo.

La vejez, ese momento donde ya se reconoce la aguja del pajar, pero también cuando todos te dan el asiento, y tienes carnet de tercera edad, y llevas pañal, y un resfriado te puede matar. Edad vergonzosa, donde el orgullo pone más barreras de las ya enumeradas, y confunde más las relaciones, y te aleja más de la vida aún estando vivo.

Cuando ya el cuerpo no da más, sea por un accidente o por un golpecito, y las enfermedades se aparecen juntas y te atacan, en ese preciso instante, vi a mis abuelos siendo cuidados por amigos, por hijos, por empleadas que se convirtieron en amigas. Cuando necesitas masajes para que no se te gangrene las piernas, o te babeas, o hay que bañarte, ahí, en ese momento, el que este ahí cuidándote, el que te dice que te ama, de verdad te ama, y ahí puedes superar y entender lo que Amour propone: vivir el peor momento del amor, y la prueba definitiva: que sí existe.

Lástima porque no tendrás tiempo de contar muchas cosas más.

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